HISTORIA

Asociación de Ministerios Latinos de la ELCA

Antes de que la actual Iglesia Evangelica Luterana en America (ELCA por sus siglas en inglés) se organizara, un grupo de pastores latinos, Lideres de la Iglesia Luterana, se unió para hacer llegar sus voces, preocupaciones y dones a los dirigentes de la Iglesia. En aquel momento habían dos grandes grupos: la Iglesia Luterana en América (LCA) y la Iglesia Luterana América (ALCA); por sus siglas en inglés. No existen organizaciones encargadas de dar apoyo a grupos étnicos coma los afroamericanos, los hispanos, los indios nativos y los asiáticos. 
En sus inicios, el grupo estuvo compuesto solo por pastores latinos; luego los laicos fueron incorporándose y entre ellos se incorporó la participación de las mujeres, debido a su liderazgo y soporte en las actividades de la Iglesia. La participación de dichos laicos fue tan notoria que llegaron a ocupar cargos directivos dentro de la asociación, junta con otros miembros del clero. 
Una vez formada la ELCA y tras la fusión de tres grandes grupos de luteranos en Norteamérica, se conformó una comisión encargada de respaldar tanto a las mujeres, coma a los grupos o comunidades multiculturales, debido a que esa inclusión era parte de las metas de la nueva ELCA. Aunada a uno de los grandes objetivos de la Comisión para los Ministerios Multiculturales (CMM): brindar apoyo a asiáticos, afroamericanos, hispanos y nativos americanos. 
Entre la ayuda que ofrecía puede citarse el destinar una cantidad de dinero para sufragar los gastos de las asambleas, brindar capacitación a sus miembros, facilitar la comunicación con otras unidades de la ELCA y representar al grupo en el Comité  de la CMM. El director de cada grupo étnico era el/la principal colaborador/a en las tareas y actividades de las asociaciones. 
El siguiente paso fue crear una constitución y guías que permitiera reorganizar la intervención de los latinxs en la ELCA. Cabe recalcar que en un principio la convergencia de grupos tan variados dificulto la creación del nuevo esquema de inclusión latina, el cual estuvo conformado por nueve regiones, dado que la cantidad y disponibilidad de latinxs lo permitió. Durante este periodo, se sufragó la mitad de los gastos por concepto de asistencia de los delegados: una medida para facilitar las reuniones entre quienes conformaban la asociación. 
Además de la ayuda monetaria, debe haber un constante intercambio con los miembros del grupo, el cual se concretó con la ayuda de una publicación creada para tal efecto. Aunque contaba con un elemento unificador, el español, su idioma, muchas veces la unidad se dispersaba , debido a que se hizo hincapié en los regionalismos, como elemento diferente, y no en el motivo por el cual se concibió lo dicho: mejorar la comunicación y unidad entre los grupos marginados en la comunidad latina. 
En la actualidad, la asociación encara retos muy distintos de aquellos que enfrentó en un principio; sin embargo, el amor en Cristo, la fe inquebrantable y la lealtad a su iglesia continúa uniendo a cristianos, luteranos y americanos. 
Aun cuando persisten gran cantidad de prejuicios, abusos y maltrato a la comunidad latina, persiste en ella el anhelo de continuar colaborando con el resto de miembros de la asociación, basándose siempre en la colaboración y el respeto, valores que posibilitan el crecimiento y la integración entre los latinxs en America.